¿Qué harías si despiertas junto al de arriba?

La invito a desayunar.

—Belle. ~ ¿Qué no haría? Sería más adecuado. —Ladeó una sonrisa—. Deslizaría las yemas de mis dedos suavemente por un carrillo de su rostro, poco a poco, dándome mi tiempo para impregnar mi piel con el calor de la suya… mis ojos seguirían ese camino invisible que trazarían mis dedos y seguirían hasta el cuello, donde, después de palpar la tierna carne, mis labios se acercarían a deleitarse con la suavidad de la piel del joven; en seguida, ya serían mis dedos los que continuarían el trayecto, me aventuraría a arrastrar mis labios por el pecho ajeno, abriéndome paso por la abertura de su yukata y me dejaría llevar, rindiéndome al tacto hasta llegar a esa pequeña mariposa, donde entregaría un sutil beso antes de continuar avanzando. Mis labios continuarían su trayecto y serían tentados al recorrer la anatomía ajena por encima de la ropa, hasta llegar a la abertura inferior de sus ropas; con la nariz me abriría paso y me deleitaría aspirando profundamente sobre su piel, llevándome el recuerdo de su aroma dulce y caliente hasta que, finalmente, mis labios atinaran al dejar un beso sobre el interior de uno de sus muslos, con el fin de despertarle. ~

En cambio, yo simplemente llevaría una de mis manos hasta su cabeza, metiendo mis dedos entre sus cabellos, removiéndoles un poco antes de repartir suaves caricias sobre sus felinas orejas, abandonaría esa tarea tan solo para acariciar con el dorso de mi diestra todo el costado derecho de su rostro antes de conducir la yema de mi índice y medio hasta sus labios, acariciaría los mismos recorriéndoles un par de veces, y dejaría aquellas yemas descender por la tersa y clara piel ajena, bajando lentamente por el cuello donde me desviaría un poco y llevaría toda la palma de mi mano a rodear su nuca, desde donde buscaría atraerlo hasta mí para hacerme de sus labios en un mudo “Buenos días”.

—Oh, sin duda ese sería un dulce despertar ~— mencionó—. Bien, creo que ahora me concentraría en la parte inferior; no dejaría pasar esas bellas piernas y me dedicaría a observarlas durante un momento, antes de aventurarme a tocarlas, a recorrerles con las yemas de los dedos en muy suaves caricias, sin la intención de perturbar su sueño todavía; lo haría tranquilo y con calma hasta que mi deseo venciera nuevamente a mi cordura y, seducido por el contacto, dejaría que mis manos recorrieran las curvilíneas extremidades ajenas a voluntad y para su completo deleite, hasta llegar a sus muslos, donde un par de apretones serían ejercidos antes de ir a palpar la tibia piel con los labios.

Mirarle sorprendida.

Continuar durmiendo con total pereza~.

Le tumbaría de la cama... Porque Toño lo mataría si lo encuentra conmigo (?

me preguntaría que hice para terminar con él