Gekkakou[foro rol yaoi, hetero, yuri]

Aquella noche en donde todo se había perdido, los amantes se encontraron bajo la luz de luna. Ambos se juraron amor eterno aquella noche. El tiempo cambio y la noche se transformó en una tormenta. Bajo la tormenta se entregaron al placer y a la pasión, al amor que ambos sentían. Ellos sabían que su amor era prohibido pero aun así cargaron con su destino y lo aceptaron, su amor era mas fuerte.

Una noche decidieron huir, dejando atrás todos los privilegios que sus clanes le ofrecían. "Vivían" felices, formaron un nuevo clan e incluso fundaron una pequeña ciudad que con el tiempo fue creciendo de manera armoniosa.

Aquella ciudad se dedicaba a acoger a distintas personas con rasgos muy especiales, dejando atrás las rivalidades y las guerras entre clanes. Todos vivían en paz, o por lo menos eso era lo que aquellos amantes querían lograr.

El tiempo pasó y todo iba lo más bien, dos nuevos herederos estaba llegando en camino y todos eran felices pero, la paz se vio interrumpida cuando una persona se interpuso en la relación de los amantes, desestabilizando el equilibrio que existía en el lugar. Aquella otra persona amaba a la mujer desde tiempos inmemoriables y la quería solo para él de manera casi enfermiza. Ambos hombres entraron en guerra en pos de tener el amor de la mujer. Hubieron muchas perdidas, muchos inocentes murieron en aquella guerra que se llevó a cabo.

La mujer, al ver lo que sucedía decidió por si misma terminar con el enfrentamiento. Luego de dar a luz a sus hijos, fue hasta el bosque y se ofreció a su madre. La Luna fue su testigo mientras ella acababa con su vida, pues ella creía firmemente que por su causa todo se había vuelto un caos.


Ambos enamorados al ver a la mujer muerta se culparon entre ellos. El que se había metido en la su relación, completamente cegado por su obsesión, secuestro a uno de los bebés de la pareja huyendo lo más lejos posible. El otro hombre trato de hacer crecer la ciudad y criar al hijo que le quedaba como era el sueño de su amada, pero la tristeza fue demasiado grande en su corazón y terminó por unirse a ella en la eternidad.


Los siglos han pasado y los que en aquel tiempo fueron bebés ahora eran hombres hechos y derechos. Probablemente un día se enfrentarían por el poder y el control de la ciudad sin saber que comparten su misma sangre.

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