Under the rain. -Libre-

No había pasado demasiado de que había terminado la jornada laboral, como solía llamarla, que ya la mayoría de las mascotas que eran sus compañeros se habían retirado a dormir. Bufó con molestia al notar como tal lugar se iba desocupando con tanta rapidez, haciendo que todo parezca incluso más desagradable de lo que ya le parecía. Su cola de zorro se mantenía baja a causa de su aburrimiento y sus orejas estaban caídas. ¿De verdad debía hacer lo mismo que todos los otros? Sabía que la mayoría había tenido "trabajo" a diferencia de él, quien se la pasó durmiéndose sentado en uno de los sillones del club, pero era desalentador irse a dormir habiendo luz de día reciente.
Tras varias quejas mentales, una idea cruzó su cabeza y provocó que una infantil sonrisa aparezca en su rostro, dejando ver una aniñada expresión. Corrió y pidió permiso para salir, excusándose de no tener cigarrillos entre sus posesiones. El "permitido" le sonó a gloria. Sin perder tiempo, se dirigió a su habitación y se cambió de ropas por unas que disimularan un poco su fisonomía mezclada. Un gorro en la cabeza y unos pantalones algo holgados fueron suficientes para cumplir su cometido.
Salió del club con el dinero asegurado, caminando sin rumbo hacia donde su instinto quiera llevarle. No eran más de las 10:28 de la mañana, por lo que se podía ver poca gente caminar por las calles, además de que el clima no se veía del todo agradable.
Llegó a la plaza, la cual estaba casi vacía. Recorrió esta con la mirada varias veces, hasta que en uno de sus tantos movimientos algo frío calló sobre su nariz. Nada más y nada menos que una gota. Rápidamente comenzaron a caer otras, oscureciendo apenas el piso con pequeñas gotas que iban acercándose más. Una pequeña llovizna había aparecido. - Mierda... -Musitó con un puchero, buscando algún refugio. Observó uno de los tantos árboles y caminó con bastante calma hasta este, sentándose en una de las ramas que sobresalían del suelo. No estaba tan mojado y el lugar donde estaba no tenía contacto con las gotas, así que decidió quedarse allí hasta que aquello se pase, disfrutando del aroma a tierra mojada que llegaba a su nariz con una pureza que amaba.